En la noche más oscura, en el peor de los momentos, la única luz que logré ver fue mi cepillo de dientes.
De alguna forma, de alguna manera que no comprendo, en mi cabeza apareció la idea de que, si en tu baño aún guardabas mi cepillo de dientes, había esperanza: todavía me amabas.
Por eso, la primera vez que volví a tu lugar, me escabullí y lo busqué: tímidamente, rápidamente, así como por encima, para que no se notara una demora excesiva. Sin embargo, no estaba.
Por eso, ayer, cuando te escondiste y subrepticiamente apareciste con él en la mano, solo atine a sonreir y decirte "te amo".
3 comentarios:
jejejeje
que increible que busques esperanzas en un cepillo de dientes
jajajaj, cada 3 meses hay que cambiarlo...y esa sería una buena razón para tirarlo.
Cuidate!!
:D
es cierta esa escena, Palimpsesto?
Me gustó harto.
Cariños.
que lindo...marceloooo
feliz añoooo
fa
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