domingo, abril 09, 2006

Vaivén














El movimiento de nuestros cuerpos
que se mecen
al ritmo de la mar
o de la música
de los cuerpos celestes.
El aire que atraviesa las alas
con las que intentamos
permanecer.
El anhelo de tu cuerpo.
La posibilidad de una isla.
Y tu figura que se funde en el ocaso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Poesía de sujeto ausente, tal vez haya que abandonar al sujeto para dejar emerger el sentimiento: como el aire que mece las alas en vuelo. Gracias por la presencia, Ofelia.

Anónimo dijo...

Aquelarre

El olvido recordó
y la oscuridad se iluminó,
la risa rompió a llorar.

Una piedra enamoró
a una virgen que dejó caer
su desnudez.

Empieza el ritual, - So -
cuerpos a media luz - do -
beben de otras bocas, - mía -
y se excitan.

Lamen la lujuria - So -
que lubrica su piel, - do -
y hasta las estrellas - mía -
se masturban al ver.

Déjate enamorar,
ven y únete,
desnuda tu pudor
y entrégate al placer.

Déjate enamorar,
sedúceme,
y por la depravación,
déjate acariciar.

El frío se arropó
y un árbol ha echado a correr,
la Cruz está al revés.

El vicio es la virtud,
la castidad es bisexual,
la decadencia está a estrenar.

Es la misa al revés, - So -
se consagra lo inmoral, - do -
el aquelarre del pecado. - mía -

Cuerpos entregados - So -
en lasciva comunión, - do -
santa bacanal en el altar. - mía -

Déjate enamorar,
ven y únete,
desnuda tu pudor
y entrégate al placer.

Déjate enamorar,
sedúceme,
y por la depravación,
déjate acariciar.

Muéstrame tu cuello y deja
que mis colmillos rompan
la piel que impide
que tu sangre sea para mí,
y tu vida será eterna.
Morirás cada mañana
y renacerás al anochecer.

Oh Señor de las mentiras, (Natalia Martín)
mendigo de otras vidas,
duque del vicio, príncipe del sexo
y del dolor...
La lascivia que en mí entre,
me corrompa y me reviente
el alma en trozos de placer.

El pentáculo es mi cama,
permite que te laman,
y no sabrás si te acarician
un hombre o mujer.

Violaremos tu inocencia, (Natalia y José)
orgasmos y decadencia,
alguien se excita en una cruz,
y la brisa de la muerte
pudrirá lo que es decente.
Ven y déjate sodomizar.

Soy Astaroth, soy Belial,
soy Lucifer, soy tu puta,
soy tu chulo...
Lo que quieras tú,
soy Leviatán, tuve sexo con Adán,
mientras Eva se excitaba
al vernos, y se unió!!!

Déjate enamorar,
ven y únete,
desnuda tu pudor
y entrégate al placer.

Déjate enamorar,
sedúceme,
y por la depravación,
déjate acariciar.

Sedúceme, Príncipe de la Dulce Pena