lunes, noviembre 28, 2005

3 días









Dejarse caer en tus brazos por tres días.
Dejar que la velocidad nos conduzca por la carretera,
aparentemente sin rumbo,
con la música como feliz condimento,
con tus piernas que me llaman y me llevan.

La bruma de la noche,
la brisa húmeda del mar,
tu cuerpo junto al mío,
el vino que esperó estos meses por ti,
ahora, en tu copa.

La mañana luminosa que se retira,
las nubes de tormenta que amenazan en el horizonte,
tus brazos que me rodean,
tus besos que me despiertan,
y el café,
que nadie como tú me sabe hacer.

La caminata por la playa,
la arena en tus pies,
el viento en tu cara,
el amor en nuestro corazones,
los juegos de video,
las risas en la calle, como si no hubiera nadie más en el mundo.

Cae la noche, otra vez,
y el sueño nos toma por sorpresa.
Cubrir tu cuerpo con mis brazos,
recorrerlo con mis manos,
memorizando cada recoveco,
cada curvatura,
más tersa que la suavidad.

Tus ojos que me ven cuando los veo.

La mañana luminosa que se retira
y da paso al calor sofocante,
que solo el abrazo de tu cuerpo hace tolerable.

Nos vamos de viaje y nos perdemos
en algun lugar del corazón:
tu cuerpo me pierde,
pero tus ojos me guían,
en ellos encuentro la ruta.

"Volveremos" -te digo,
y el camino de vuelta parece demasiado breve, demasiado rápido.

Al caer la noche estaré donde te quedes,
donde te pueda llamar hogar,
donde te puedo llamar hogar.

2 comentarios:

POLAF dijo...

Déjà Vu, eso me produjeron tus palabras. Se agradece.

Carlos dijo...

Pucha que está enamorado, amigo.
Tres días de amor y ocio....mmm. Así debe vivirse, pues.


Un abrazo.