miércoles, marzo 21, 2007

Extraordinario




















Finalmente las fotografías que están encima de la mesa de centro
me hacen recordar las veces que hacemos el amor en la sala,
golpeando la madera ajada,
como mi piel, como tu corazón.
Tus polaroid nos atrapan, nos enmarcan;
resisten el paso del tiempo:
nuestros cuerpos se dejan llevar, en cambio, por él.
En ti, el devenir diario es una bendición;
tu cuerpo,
sobre el mío,
apoyado en mi pecho,
mientras mis brazos te cubren,
te atrapan,
te protegen,
me proteges.
El día a día,
junto a ti,
es Sísifo invertido.