lunes, noviembre 28, 2005

3 días









Dejarse caer en tus brazos por tres días.
Dejar que la velocidad nos conduzca por la carretera,
aparentemente sin rumbo,
con la música como feliz condimento,
con tus piernas que me llaman y me llevan.

La bruma de la noche,
la brisa húmeda del mar,
tu cuerpo junto al mío,
el vino que esperó estos meses por ti,
ahora, en tu copa.

La mañana luminosa que se retira,
las nubes de tormenta que amenazan en el horizonte,
tus brazos que me rodean,
tus besos que me despiertan,
y el café,
que nadie como tú me sabe hacer.

La caminata por la playa,
la arena en tus pies,
el viento en tu cara,
el amor en nuestro corazones,
los juegos de video,
las risas en la calle, como si no hubiera nadie más en el mundo.

Cae la noche, otra vez,
y el sueño nos toma por sorpresa.
Cubrir tu cuerpo con mis brazos,
recorrerlo con mis manos,
memorizando cada recoveco,
cada curvatura,
más tersa que la suavidad.

Tus ojos que me ven cuando los veo.

La mañana luminosa que se retira
y da paso al calor sofocante,
que solo el abrazo de tu cuerpo hace tolerable.

Nos vamos de viaje y nos perdemos
en algun lugar del corazón:
tu cuerpo me pierde,
pero tus ojos me guían,
en ellos encuentro la ruta.

"Volveremos" -te digo,
y el camino de vuelta parece demasiado breve, demasiado rápido.

Al caer la noche estaré donde te quedes,
donde te pueda llamar hogar,
donde te puedo llamar hogar.

domingo, noviembre 20, 2005

Dios es culé















¿Qué duda cabe?
Pocas veces tengo días como el de ayer.
Pocas cosas me hacen disfrutar más de la vida que un partido del Barza. Si a eso le agregamos el dominio total por sobre el eterno rival, ¿qué se puede hacer sino disfrutar?
Mundano deporte, lo que sucedió ayer en Madrid serviría para explicarle a todos aquellos que no gustan o no quieren gustar del fútbol el porque éste mueve a millones de personas cada fin de semana.
Los goles de dinho son un goce estético que, como hicieron muchos poetas antes que yo, lo acercan a la poesía más sublime, a las emociones más intensas del espíritu. ¿Exagero? probablemente, pero lo de ayer fue así: exagerado.
Y sí, también fue el gran tapabocas para toda la afición blanca que lleva años llenándose con sus ídolos publicitarios que cobran mucho y juegan bastante, bastante poco. ¿Será posible que el fútbol sea uno de los pocos reductos del mundo contemporáneo en el que el dinero no lo manda todo? Da para pensar.
Por si fuera poco, a mi lado estaba la mujer que amo. ¿Ganar al Real Madrid, 3x0 y acompañado de la mujer a quien quieres? ¿No será demasiado?
Solo quedaba celebrar y eso fue lo que hicimos: bailar hasta que la noche se fue.
Morena mía, gracias por hacer más inolvidable una jornada ya de por sí, imborrable. TQ.

martes, noviembre 15, 2005

A tu lado


Sentir como tu mano recorre mi pecho o como mis labios se acercan a los tuyos dejándonos casi sin respiración por un momento, es como volver a la vida de golpe o dejarse caer y sentir que no hay nadie para que te atrape, pero no importa: se trata de abrir tus ropas mientras tus manos abren las mías y tus besos forjan un lengua nueva: dialéctica olvidada de amantes que se refieren a sí mismos con acertijos que solo ellos comprenden; palabras que dejo en tu cuerpo mientras lo corro y lo recorro antes de entregártelo para que te lo lleves y en el viaje nos perdamos por senderos que no llevan a ninguna parte pero que igual vamos a caminar, porque el placer está en recorrerlo junto a ti, más que en saber hacia donde nos llevan las curvas y recovecos de tu espalda que noche a noche quiero visitar. Despertar y encontrarte a mi lado hacen del dormir un placer no soñado.

Sorpresa!

Morena mía: te extrañe mucho hoy.
(que lo sepa todo el mundo)

miércoles, noviembre 09, 2005

Si te cuentan que caí




















Si esos labios se acercan a tu oído y
te cuentan que caí,
y te dicen que caí por ti,
diles que volé por los edificios,
que me mezclé con la ciudad,
que derivé en ti.
Diles que me enhebré en tu corazón,
que me perdí en tu cuerpo de Babel,
y en el cielo que me entregaste.
Diles que me atrapaste,
que curaste mi heridas de ave caída,
que me curaste sin dejar huellas.
Diles que me ataste con tu amor
al punto donde se quiebra el deseo,
donde la noche nos acerca.
Diles, por último,
que cuando avanzas hacia mí,
y tus labios susurran en mi oído,
solo entonces,
comienza la noche.


(a partir de textos de Bosé)

domingo, noviembre 06, 2005

Otras 5 razones













1. porque, aunque vemos el mundo de diferentes formas, nos amamos de la misma manera.
2. porque eres la única mujer que me deja sin palabras.
3. porque se necesita haber vivido treinta años, para entender cuanto vales de verdad.
4. porque a tu lado, la espera dejar de ser una condena: es una bendición.
5. porque no hay un solo libro que se compare a la aventura de estar junto a ti.

(fotografía de R. mapplethorpe)

sábado, noviembre 05, 2005

A resguardo



















Ven.
Apóyate en mi pecho,
refúgiate en él,
deja que mi abrazo te proteja
de la suave brisa helada de medianoche
que nos envuelve
y nos atrapa.
Deja que mis brazos te rodeen
y creen un mundo en que,
solos, tu y yo,
al calor del fuego que nos devora,
nos volvamos a descubrir.