viernes, febrero 24, 2006

Planes













En la esquina de mi habitación tengo un bolso lleno de planes.
Allí guardo los viajes que nunca hice y los besos que nunca dí.
Además, están también los libros que nunca compré, los que nunca tuve y peor aún, los que nunca escribí. Estan los diferentes modelos de auto que jamás podré tener y las prendas de ropa que nunca me puse, para no ir a esas fiestas a las que no me invitaron.
Hay una sección especial donde guardo todas aquellas invitaciones a salir que nunca hice, a actrices y gente famosa, que estoy seguro si me conocieran, responderían con un "sí" improbable.
Tengo un lugar reservado para mis relaciones amorosas que no fueron, las que fallaron en el camino y las que no comenzaron a empezar. Por supuesto, hay también un sección donde guardo aquellos coitos interruptus que por diversas razones no tuvieron buen fin, junto al bolsillo de todos los vasos de alcohol que no alcancé a beber, debido principalmente a mi constante estado de ebriedad.

A veces lo llevo conmigo cuando emprendo un nuevo viaje o una nueva relación, que no es lo mismo, pero es igual. Sin embargo, como podrán sospechar, mi bolso pesa mucho, por lo que, en general, prefiero dejarlo en casa, en ese rinconcito que imperceptiblemente se ha adueñado.














Algunos creen que, tarde o temprano, mi bolso estallará, tan lleno de cosas, secretos y lugares que nunca he visto.
Pero yo no. Yo prefiero dejarlo en su esquina y verlo de vez en cuando, revisarlo incluso, para no olvidarme de las cosas que nunca tuve y, por el contrario, recordar todas las maravillosas cosas que me rodean.

Ciudad negra















Al pasar,
las luces a la distancia reflejan un mundo desconocido.
Ellas no saben que avanzo devorado por la oscuridad,
yo desconozco los hechos que acontecen donde moran sus habitantes.
El vaivén es ajeno,
rítmico, sin embargo,
con una estela al pasar,
como bruma o niebla
que devorará a quienes nos siguen.
Al pasar,
veo siluetas,
personas,
vidas que nunca conoceré,
mientras la distancia entre nosotros aumenta,
y somos devorados por una noche primigenia
que nos devuelve al estado primal de donde venimos.
Entonces,
todo es penumbra,
mientras, al pasar,
nos desvanecemos en lo negro.